Mensaje a la Conferencia Internacional de Madrid

Desde el Movimiento Anti-Imperialista (MAI) queremos enviar un fraternal y caluroso saludo revolucionario a los asistentes y organizadores de la presente Conferencia, así como agradecer el que se nos haya invitado y se nos permita exponer algunos de nuestros puntos de vista respecto a la situación que atraviesa el Movimiento Comunista Internacional (MCI).

 

Algunas divergencias entre camaradas

Queremos expresar nuestro reconocimiento al Partido Comunista del Perú (PCP), genuino partido proletario de nuevo tipo, y a la Guerra Popular que dirige, cuya trascendencia e importancia ha sido indudable para todos los comunistas revolucionarios del mundo. Nosotros mismos nos consideramos deudores y alumnos de esta experiencia revolucionaria y entendemos que su estudio y la asimilación de sus enseñanzas son fundamentales para el proletariado internacional. Esta experiencia ha creado bagaje universal. Desde nuestro punto de vista, algunos de los aspectos imprescindibles que nos aporta la heroica experiencia de la revolución peruana, que deben ser asumidos por todos los revolucionarios del mundo, son, por ejemplo, la universalidad de la Guerra Popular –tanto en los países oprimidos como en los imperialistas— y la construcción concéntrica de los tres instrumentos, Partido, Ejército, Frente (Estado), que muestra magistralmente como desde la concepción proletaria del mundo va tomando cuerpo y materializándose un poderoso movimiento revolucionario hasta la total conquista del poder, siguiendo a rajatabla los principios establecidos por los grandes maestros del proletariado, de Marx a Mao.

Dicho esto, nos gustaría señalar algunas divergencias que ya hemos expresado en repetidas ocasiones y que son perfectamente conocidas por los camaradas peruanos. En primer lugar, y desde nuestro punto de vista de inmensa trascendencia, el problema de la guía ideológica. Creemos que la experiencia de los últimos años, especialmente la liquidación de la revolución en Nepal y las posiciones que se han generado en torno a este luctuoso hecho, nos muestran que no vale con autodenominarse “maoísta” para poder asegurar un certificado de anti-revisionismo, especialmente cuando este maoísmo se muestra cada vez más heterogéneo y fraccionado. Creemos que la facilidad con que el viejo revisionismo se travistió y adoptó nuevas formas bajo los ropajes maoístas es un indicativo poderoso de la necesidad de un Balance integral de toda la experiencia de la Revolución Proletaria Mundial (RPM), como base de la reconstitución de la ideología proletaria. En nuestra opinión no vale con enarbolar el maoísmo, aunque lo consideremos la expresión más alta de la teoría revolucionaria durante el Ciclo de Octubre y seamos deudores del mismo, sino que es necesario indagar en las premisas del propio maoísmo, en su formación al calor del Ciclo y en lo deficitario del balance realizado hasta ahora de su experiencia, especialmente la cuestión de la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) y su derrota final. Por eso, aunque nos parece insuficiente, saludamos la iniciativa de desarrollar un balance de la GRCP y de la experiencia de las guerras populares, aunque creemos que para ser totalmente fieles al materialismo histórico debemos indagar en las premisas históricas que dieron lugar al maoísmo y a su aplicación, y que, con esta perspectiva de mayor calado y alcance, será como mejor podremos vivificar nuestra ideología y ponerla a la altura que exige un nuevo Ciclo histórico de la RPM.

En segundo lugar, no podemos compartir la tesis de la Jefatura, pues creemos que sustituye la noción leninista de Partido de jefes por la de Jefe del partido, sobrevalora el papel del individuo en la historia y debilita estratégicamente al partido revolucionario. Ello no es óbice para que reconozcamos los valiosísimos aportes del camarada Gonzalo en las labores de asentamiento del maoísmo y dirección de la guerra popular en el Perú hasta el momento de su captura.

Finalmente, respecto a la cuestión de la militarización del Partido, creemos que la consigna “reconstituir partidos comunistas militarizados” induce a una peligrosa confusión. Si, como defiende el PCP, la militarización del partido “sólo puede ser llevada adelante a través de acciones concretas de la lucha de clases, de acciones concretas de tipo militar”, creemos que “reconstituir militarizado” abre una peligrosa puerta que puede hacer descarrilar los procesos de reconstitución hacia el militarismo y el terrorismo, entendido éste como la lucha armada de la vanguardia aislada de las masas. Si bien podemos comprender que en un contexto de recodo, tras sufrir duros golpes de la reacción, el partido se deba reorganizar o reconstruir en medio de guerra popular, “sin arriar la bandera”, entendemos que esto no es así en los procesos generales de reconstitución y que la propia experiencia del PCP indica que el partido se reconstituye primero y después se militariza dando inicio a la guerra popular. Este método asegura además que sea siempre, como exige el marxismo, el partido y la política quienes dirijan el fusil y la guerra.

 

Aspectos de la lucha en el seno del MCI

Desde nuestro punto de vista, la actual situación mundial está marcada por un ascenso de un nuevo ciclo de luchas espontáneas de las masas en medio de la crisis histórica general del capitalismo (imperialismo) y de la actual crisis económica. Sin embargo, no creemos que políticamente pueda existir una evolución natural desde estas luchas a la revolución. Aunque los proletarios conscientes debamos apoyar las guerras de resistencia anti-imperialista, por reaccionaria que sea su dirección, no podemos cerrar los ojos a la discontinuidad ideológica, política y de clase que impedirá, por ejemplo, al yihadista convertirse en comunista.

En este sentido, el ascenso de las luchas de masas en las metrópolis imperialistas es un claro ejemplo de esta discontinuidad. Dominadas por su carácter espontáneo, parcializado y corporativo, en el mejor de los casos podemos dar con un agosto inglés que señale la base social y certifique la posibilidad material de la revolución en el corazón del imperialismo, contra quienes minusvaloran esta perspectiva. No obstante, la vanguardia debe crear un referente independiente de estas luchas y que sea capaz de dirigirse a esa base social, no a dirigir sus luchas tal y como aparecen, sino a revolucionarlas, no a confeccionar un programa reivindicativo parcial, sino, desde la reconstitución de la ideología, el partido y el programa revolucionarios, a movilizar y armar masas, a generar Nuevo Poder.

Por eso, en medio de un contexto ideológico y político dominado en general por la reacción y el más pútrido oportunismo de derecha, se hace urgente que los comunistas revolucionarios breguemos por reconstituir un referente de vanguardia, deslindado y en lucha contra todo tipo de revisionismo y que aglutine a la izquierda revolucionaria del MCI.

En nuestra opinión, el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) no es una herramienta útil en esta tarea. El MRI se ha declarado en bancarrota por su connivencia y liberalismo con el oportunismo. Si ya las dudas y la indefinición ante la LOD peruana habían abierto interrogantes sobre su carácter de “centro probado de dirección internacional de los comunistas”, su silencio ante los acuerdos de paz en Nepal ha sido el último clavo de su ataúd como embrión de la necesaria reconstitución de la Internacional Comunista (IC). En nuestra opinión, que hoy prestigiosas organizaciones revolucionarias de la izquierda del MCI permanezcan en el interior del MRI sólo induce una mayor confusión entre los proletarios conscientes del mundo. Es necesario diagnosticar claramente su bancarrota. Del mismo modo que la bancarrota de la II Internacional no fue óbice para la lucha por la constitución de la III Internacional, la bancarrota del MRI no quiere decir que se ignoren sus aportes y experiencias, sino que estos son fundamentales para la conformación de ese referente de vanguardia de la izquierda anti-revisionista del MCI.

Un motivo más para señalar lo nocivo de la permanencia de un sector de la izquierda del MCI en el MRI es que muchos de los que más revuelo están organizando en su defensa son los mismos que en su momento justificaron el prachandismo como “aplicación creativa y concreta”, y ahora, ante el evidente ultraoportunismo de éste, expanden la confusión sobre una supuesta “fracción roja” en el interior del partido nepalí. Esta “fracción roja” sostuvo las teorías prachandistas (por ejemplo, la llamada teoría táctica, la contienda multipartidista y el remozado del ultraimperialismo kautskiano), los acuerdos de paz, el desmantelamiento de las bases de apoyo, el desarme del Ejército Popular de Liberación y la gestión del viejo Estado por los maoístas nepalíes, manteniéndose dentro de la organización revisionista. Todos esos oprobios ha protagonizado esa “fracción roja”, lo que consecuentemente nos lleva a que las divergencias que hoy se manifiestan en el seno del partido nepalí no lo son entre una línea roja proletaria y una línea negra burguesa, sino que son contradicciones interburguesas entre revisionistas en el seno de la misma organización oportunista.

Así pues, esta supuesta “fracción roja” nepalí es hoy el principal caballo de batalla, junto a la defensa del MRI, del centrismo, de aquellos que buscan conciliar y mantener unidos a marxistas y revisionistas. Es el centrismo el que ignora las enseñanzas del MRI y demuestra su verdadero carácter de soporte del oportunismo de derechas en actuaciones como la nefasta declaración del 1º de Mayo de este año en que consiguieron que los revolucionarios naxalitas y los revisionistas prachandistas aparecieran de la mano, en un claro retroceso de la lucha de líneas contra el revisionismo a nivel mundial, o las que hemos vivido en el Estado español en las últimas semanas. En este tiempo, hemos asistido a una serie de virulentas agresiones por parte de algunas organizaciones italianas y locales, abanderadas del centrismo internacional, que han concentrado sus ataques contra el Comité Proletario Internacionalista, órgano de solidaridad internacionalista con la revolución india recién constituido en el Estado español y contra los camaradas del colectivo Odio De Clase, principales promotores de dicho organismo. Estos ataques, a todas luces desproporcionados, contra un organismo que apenas ha echado a andar, muestran claramente la doblez del centrismo: mientras por un lado, a casi cinco años de que se consumara la traición en Nepal, se gastan todo tipo de paños calientes, se concilia y se le hacen concesiones a la derecha oportunista, por otro, se ataca implacablemente a la izquierda revolucionaria, aún cuando ésta apenas está recomponiéndose. Desde el MAI, organización orgullosa de haber sido una de las primeras que denunció públicamente la deriva liquidacionista de la dirección nepalí, consideramos que nada se puede avanzar en unidad con el oportunismo y los que concilian con él. Ignorar esto, es realmente ignorar las enseñanzas de la experiencia del MRI.

En nuestra opinión, ante lo heterogéneo y fraccionado de las interpretaciones del maoísmo y del verdadero absceso oportunista que, de la mano de Prachanda y Avakian, ha explotado en su seno, creemos que las bases para la recomposición de ese referente de izquierda del MCI, en el horizonte de la reconstitución de la IC, se deben situar en el plano político, sobre la base del debate en torno a la Línea General de la RPM en lucha implacable contra el revisionismo de todo pelaje. Dos elementos claves, a nuestro entender, de esta Línea son la denuncia de toda la suerte de etapas intermedias de reforma política del viejo Estado y la defensa de la Guerra Popular como instrumento primordial para la movilización y encuadramiento de masas para la revolución, la edificación del Nuevo Poder de las masas armadas y la completa demolición del viejo Estado. Por nuestra parte, libramos también esta lucha en el Estado español en defensa de la universalidad de la Guerra Popular y contra el programa reformista de la III República, manifestación adaptada a las condiciones locales del programa de reforma intermedia prachandista, como parte de este combate universal de la izquierda del MCI contra el revisionismo dominante. Todo ello enmarcado en el proceso de reconstitución del Partido Comunista en el Estado español.

 

Movimiento Anti-Imperialista
Estado español, 8 de octubre de 2011